Marcela Reinoso está preocupada. Fue al médico porque una de sus hijas amaneció con fiebre y mucho dolor de cuerpo. Y su esposo está igual. Diagnóstico: dengue. “Otra vez esta pesadilla”, dice la mujer, mientras limpia el local de venta de alimentos que tiene en el barrio Nicolás Avellaneda III, de San José. Pensar que de nuevo alguien de su familia puede quedar internado le preocupa. El año pasado, otra de sus hijas, estuvo muy grave. “Tengo mucho miedo”, confiesa.
En la casa de Marcela, la rutina se alteró totalmente desde que comenzaron a confirmarse casos de dengue en la zona. Ahora viven prendiendo espirales, usando repelentes, eliminando recipientes con agua y espantando los insectos que sobrevuelan cerca.
“Nos dijeron que cuando vuelve a picar el mosquito con dengue es peor”, explica la mujer. “Yo ya pasé por esto y no quisiera volver a sufrirlo; tuve muchísimo dolor de cuerpo”, añade Romina Sánchez, una de las clientas que se acercó hasta el local a comprar algo de comida.
“Aquí en este barrio todos tuvieron dengue”, apunta Marcela. “Pasaron agentes sanitarios haciendo concientización sobre la importancia de descacharrar, de no tener recipientes con agua. Todo bien, pero hay algo más grave: aquí se junta mucha basura y queda agua estancada en varias calles”, reclaman las vecinas.
San José se ha convertido en el mayor foco del brote de dengue de esta temporada en la provincia. Desde que comenzaron a notificarse casos de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, en los barrios de esa localidad el número de pacientes con síntomas no para de incrementarse.
La directora de la policlínica de San José, Viviana Castillo, cuenta que cada semana, por guardia, se atienden unos 250 pacientes y de esos casos hay 150 que terminan dando positivo en el test de dengue. Otros 60 a 70 son casos sospechosos.
“Es constante la demanda de pacientes con síntomas de dengue: llegan con fiebre, dolor de cuerpo y de cabeza, dolor retroocular (detrás de los ojos) y diarrea. Ya cuando los vemos entrar por la puerta nos damos cuenta que esta enfermedad porque son muy sintomáticos. No tuvimos pacientes graves. Igual, les hacemos un seguimiento para ver que no se deshidraten y análisis de sangre para controlar el nivel de plaquetas”, describe.
Según detalla, empezaron a ver casos en enero. Desde hace dos o tres semanas se incrementaron muchísimo las consultas y ya hay contagios en toda la localidad. Han atendido bebés desde los ocho meses hasta adultos mayores. Una cosa que les llamó la atención: la mayoría de las personas se contagió por segunda vez y para algunos, incluso, fue la tercera vez que se infectaron con el virus de esta dolencia conocida como “fiebre quebrantahuesos”, por los fuertes dolores que provoca.
Castillo remarca que cuando ingresa un caso sospechoso de dengue, los agentes sanitarios van a hacer un trabajo de terreno, casa por casa, tratando de concientizar a los vecinos sobre la importancia de combatir los criaderos de mosquitos. También les dan repelentes y paracetamol.
Viajeros
Carolina Flores ya es la cuarta vez en este mes que asiste a la guardia de la policlínica. Esta vez es para acompañar a su hijo menor, que está con fiebre y dolor de cuerpo. El adolescente se muestra abatido. “La primera en tener dengue fui yo, hace más o menos dos semanas. Empecé con dolor de cabeza, fiebre y chucho. Todavía no había terminado de recuperarme cuando cayó enfermo mi marido. Después mi hijo menor y ahora el mayor”, relató. Y aportó un dato importante: en su barrio, el Nicolás Avellaneda II, fueron pocos los afectados que buscaron ayuda médica.
Según los comentarios que escuchó, los primeros contagios en la zona fueron en enero, cuando llegaron algunos vecinos que habían estado de viaje en Chaco y allí se infectaron.
Después de eso, empezaron a aparecer casos por todos lados, sostiene Carolina. De hecho, en la zona todos conocen a alguien que padeció el mal o sufrió en carne propia los síntomas del dengue. “El martes salí a trabajar y no podía estar parado. Me empecé a sentir cada vez peor; estaba deshidratado. Fui hasta la policlínica de Lomas de Tafí y me hicieron un análisis: es dengue. Hoy (por el viernes) estoy apenas un poco mejor”, cuenta Sergio Sosa, que vive a dos cuadras del Camino del Perú. “Mi mamá ya tuvo la enfermedad la semana pasada y ahora mi bebé de dos años empezó con fiebre y dolor de panza”, relata la esposa de Sergio, Priscila Romano.
Escuchar el zumbido de un mosquito ya les altera el humor a María Acuña y Dora Ríos. Mientras conversan en la puerta de un local, sobre Frías Silva al 200, se quejan porque, según dicen, mientras ellas se esfuerzan por mantener sus casas sin recipientes en desuso y limpias, en la zona hay calles llenas de agua estancada y con basura acumulada.
A pocos metros de ahí, está el canal que atraviesa San José. “Está muy descuidado. No hay desmalezamiento y siempre lo vemos lleno de basura. Todas las cosas de plástico que la gente tira ahí sirven para que el mosquito se reproduzca”, se queja Roberto Hernández. También reclama que en la comisaría de la zona hay varios autos secuestrados por la policía. Están abandonados. Tienen agujeros en la chapa y los vidrios rotos. Cuando llueve, como en los últimos días, el agua se acumula dentro de los habitáculos y todo se llena de mosquitos, según describe. “Tenga mucho cuidado; aquí no se puede caminar ni dos segundos sin repelente”, resume.
Zonas rojas
En las últimas dos semanas, se multiplicaron por cuatro los casos de dengue en Tucumán: pasaron de 361 a 1577 los contagios reportados por el Ministerio de Salud. De acuerdo al mapa que muestra cómo avanza la epidemia en la provincia, el área metropolitana es la más afectada. Yerba Buena (que es el departamento que incluye a San José) es localidad que más contagios reportó: tiene una tasa de 26 casos por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con el informe del Siprosa Le siguen de cerca Río Chico y Lules. Ya hay casos en todos los departamentos.
Dentro del área metropolitana, las zonas que tienen una importante circulación del virus, además de Yerba Buena, son Banda del Río Salí, Alderetes y El Manantial. Lomas de Tafí también está reportando cada vez más contagios. A muchos vecinos de la zona les preocupa el estado en el que se encuentran algunos de los canales que atraviesan el lugar, según expresaron.